Víctor Hugo Robles, periodista y activista por los derechos de la diversidad sexual, estuvo en Arica, el pasado 3 de marzo, para presentar su libro “Historia del SIDA en Chile. Historias Fragmentadas”, gracias a una invitación de la ONG Casa de Encuentro de la Mujer “Olga Poblete” (CEDEMU) y de la agrupación “Juntos por la Vida” dedicada a la prevención del VIH y a la defensa de los derechos de las personas que viven con VIH.
Robles, conocido como el “Che de los gays”, fue acompañado en la actividad por Sandra Bravo, representante de CEDEMU, y por Carolina Videla, gestora cultural y vocera de Gobierno en Arica y Parinacota, quienes opinaron que la historia de la pandemia en el país deja dos grandes lecciones: la necesidad de informar y educar aún más a la ciudadanía; y el valor de los movimientos sociales en la respuesta al VIH.
Junto a la periodista Amelia Donoso, Robles publicó el libro en diciembre de 2015, gracias a una alianza entre la Fundación Savia, dedicada a la cooperación con personas con VIH, y de Siempreviva Ediciones, primera editorial de la diversidad sexual, en donde el autor relata el desarrollo de la pandemia desde el primer caso confirmado en Chile en 1984.
Sobre la situación del VIH en Arica, que lidera las tasas de notificación en el país, manifestó que “el desafío es indagar por qué razones es la ciudad con más incidencia de VIH. Cuáles son las razones culturales, políticas y sociales, de comportamiento sexual. Si hay componentes culturales indígenas y de otro tipo que tienen que ver con una ciudad veraniega, de gustos y de comportamientos de goce y de diversión”.
Agregó que, junto con buscar estas respuestas, también hay que “preguntarse por qué no hay soluciones concretas públicas de salud. Si se sabe que Arica es una de las ciudades con mayor prevalencia de personas viviendo con VIH, aquí también deberían estar todas las respuestas. Yo no veo campañas de prevención en las calles. No sé si en las playas reparten condones. Aquí no existe condonito como en la V Región. Esa es una obligación del estado, pero también un desafío para las organizaciones de la sociedad civil”, enfatizó.
El autor también expresó que se enteró en Arica sobre estudios epidemiológicos que indican que las personas indígenas tienen más riego de morir por VIH que el resto de la población, escenario que le parece preocupante.
Los pueblos originarios, dijo, “son los grandes ausentes, no solo respecto del SIDA, respecto de sus derechos, de su cosmovisión, de sus demandas, de su lucha, de su territorio… Ellos están luchando por su territorio, pero tienen otro territorio que es el cuerpo y de ese cuerpo también hay que hacerse cargo. Hay que prevenir y educar, particularmente a los jóvenes y a los niños indígenas”.