- Profesionales de Servicio Forestal y Fauna Silvestres de Tacna-Moquegua conocen viveros Las Maitas donde CONAF logró éxito en reproducir especies con problemas de conservación.
Cumpliendo los compromisos sectoriales para el trabajo de integración que lleva el Comité bifronterizo Chile-Perú, la CONAF recibió durante la semana a profesionales del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre de Perú, Serfor.
La visita complementó el intercambio hecho con anterioridad en el reciente anillado de flamencos en Surire, donde también llegó una delegación del vecino país, de la administración Tacna-Moquegua.
En esta ocasión, la comitiva la integró Christian Riveros, quien encabeza la oficina Tacna-Moquegua de Serfor, así como Martín Zambrano y José Saravia. El objetivo principal del encuentro, fue conocer los viveros de CONAF, tanto en Putre donde se trabaja con queñoas y llaretas, y en Arica, con el vivero Las Maitas, donde destaca el trabajo logrado con los árboles nativos guacano (Haplorhus peruviana) y carza (Morella pavonis).
Estas últimas dos especies sufrieron tanto en Chile como en Perú una pérdida sostenida en el tiempo, lo que ha motivado buscar su recuperación, e inserción en las comunidades locales como “recursos que cumplen un rol tanto en temas culturales como de conservación de la biodiversidad”, según resaltó el director regional de CONAF, Héctor Peñaranda, precisando asimismo que este trabajo forma parte de la Política Forestal que lleva adelante Chile.
Christian Riveros, de Serfor Perú, indicó en tanto que “para nosotros este intercambio es muy importante, porque compartimos especies, y como dijo don Héctor Peñaranda (director regional de CONAF), ´la conservación no tiene fronteras´. En ese sentido estamos llanos a seguir aprendiendo un poco de los adelantos que tienen ustedes en investigación para poder obtener en vivero estas dos plantas que nos interesan”.
Por su parte, Víctor Quezada, jefe de Desarrollo y Fomento Forestal de CONAF resaltó que “ha sido durante la última década que la oficina regional ha avanzado en los trabajos de propagación vía semillas de estas especies, y tenemos la aspiración que puedan ahora recuperarse en el uso de las comunidades, ya que en el norte no contamos con muchas especies arbóreas nativas”.
Reproducción
Gema Rudolph, ingeniera agrónomo expuso ante los colegas peruanos, el largo tránsito que ha tenido el trabajo de los viveristas en el vivero institucional de Las Maitas. Fue a inicios del 2011 que comenzaron los ensayos con acodos (reproducción vegetativa o asexuada), los que no dieron resultados o tuvieron un enraizamiento escaso. Fue así como se decidió trabajar con semillas, las que debían colectarse en los pocos lugares donde quedan estos árboles.
Las conversaciones no sólo dieron pie para compartir la serie de técnicas que se usaron en los ensayos. También hubo diálogo sobre historia y cultura respecto del uso de estos dos árboles. Christian Riveros recordó el nombre en quechua –jassi o hassi- que se da en Perú al guacano, y cómo las crónicas hablan de su uso asociado a la minería artesanal en Cuzco o en la construcción de parte de embarcaciones, en la época colonial.
En el caso chileno, hay registros del uso de la Myrica en tinte de telas o en el aprovechamiento de la corteza en curtiembre, y en el pasado reciente más bien desapareció por su uso para leña. Lo que ahora es claro, es que hay muy pocos sitios donde estas dos especies abunden.
En Chile ambos árboles tienen categoría de ´vulnerables´, en tanto Perú sólo ha clasificado el Haplorhus ´en peligro crítico”, y busca proteger los relictos (sectores remanentes) que tienen en el valle de Cinto en la provincia Jorge Basadre. Además ahora Serfor trabaja también para que pueda clasificarse Morella o Myrica pavonis.
Ya que la naturaleza es un continuo en estas regiones, según destaca el director de CONAF, este intercambio puede ayudar a ejercer esa “conservación sin fronteras”, que ambos países necesitan.