Hace varios años que se paralizó el proyecto del resort que proyectaba construirse a un kilómetro del humedal, esto porque hubo un acuerdo que debía ser protegido ante cualquier amenaza externa. Hoy, dicho terreno muestra su peor rostro: abandonado, sucio, tomado.
Al transitar por dicho lugar se puede comprobar que el paisaje cambió, porque si antes todo era verde, actualmente podemos notar una incipiente “urbanización ilegal”, donde se encuentran viviendas de diverso tipo, desde rucas hasta casas, las que han dañado el ecosistema que tanto se quiso defender, pero que hoy está a su suerte.
Por esos años la consigna fue impedir la instalación de un proyecto que prometía cosas “terribles”: inversión, puestos laborales y desarrollo turístico (siguiendo la estrategia regional); agregando que la iniciativa estaría en la mira con el objetivo de cuidar el medioambiente, velar por el cumplimiento de las leyes laborales de trabajadores y el pago de todos los impuestos y permisos que impone el Estado. Con la instalación de las tomas (ocupación ilícita de un terreno privado) el humedal está menos protegido, ya que este nuevo asentamiento requiere energía eléctrica, agua potable, que genera deshechos y basura; además está urbanizada (con calles para el tránsito de sus vehículos arrasando la flora del lugar), agregando que estas comunidades van aumentando su densidad (sumando una eventual venta de loteos).
En definitiva, se cambió una iniciativa legal (resort) por una ilegal (tomas), un plan que genera desarrollo y trabajo por otra que no aporta, una decisión que ofrecía trabajo de calidad por otra que no, y un proyecto que iba a estar super controlado por el Estado y otro que está al margen de todo.
Es difícil determinar qué pasará, pero lo más probable es que el humedal siga olvidado, pese a que juraron protegerlo.
Esteban Labra Pérez
Presidente Cámara Chilena de la Construcción CChC Arica
