domingo, mayo 19, 2024

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Inspiradoras : La historia detrás de la mujer que impulsó el emprendimiento colaborativo en Arica

Paula Monroy es la gestora de espacios de fomento que reúnen a otras mujeres en torno al desarrollo de sus habilidades y competencias. Algunas de ellas forman parte del Programa Viraliza Proyecta Mujer de Corfo.

Paula Monroy es la gestora del Club de Costura y la Tribu de Emprendedoras en Arica. Aunque es santiaguina, llegó a la ciudad hace seis años y acá echó raíces. Actualmente tiene 52 años y menciona que emprendió tarde, “porque antes me dediqué a ser mamá, pero siempre fui emprendedora, dentro de lo que pude, porque estaban mis hijos primero, pero fui fotógrafa, cosía en mi barrio, tuve una pequeña productora de eventos infantiles, hacía coffee breaks. Entonces siempre lo fui, lo que pasa es que ahora tengo tiempo de hacerlo 100%, mis hijos ya están grandes y me puedo desarrollar en ese sentido”.

Valoró la posibilidad de que las emprendedoras asistan a capacitaciones para hacer crecer su negocio, como es el caso de algunas de la tribu que actualmente son parte del Programa de Formación y Asistencia Técnica para Emprendedoras y Empresarias de la Región de Arica y Parinacota, Viraliza Proyecta Mujer, que ejecuta Aspro EIRL con el apoyo de Corfo. El objetivo de esta iniciativa es proveer de formación teórica práctica para emprendedoras, con el fin de favorecer el desarrollo de capacidades, y que éstas puedan contar con un plan de crecimiento y apoyo para postulación a las diversas fuentes de financiamiento público y privado disponibles.

Hasta que se decidió

El lazo que une a Paula Monroy con las máquinas de coser se remonta a años atrás, cuando trabajaba vendiendo este producto en una tienda del retail. Las personas que le compraban, inmediatamente le preguntaban si la venta incluía capacitación para el uso de la máquina y no lo había.

Cuenta que fueron cerca de 15 años de vendedora hasta que un año antes de la pandemia se decidió. Ella realizaría los talleres en su casa, los fines de semana. Tiempo después, dejó el retail porque la demanda de quienes querían aprender costura fue mucha y el living de su hogar se hizo chico. Así llegó a arrendar un pequeño local en calle Colón.

Llegó el covid-19, pero eso no la detuvo. Continuó con clases online, sobre todo para la Corporación de Carabineros de Chile. Al terminar la crisis sanitaria volvió con todo, pero nuevamente el espacio que tenía fue insuficiente. Así llegó a Juan Noé 737, lugar donde actualmente se emplaza el Club de Costura.

Hoy reflexiona que, seguramente, con la pandemia las personas buscaron aprender, volver a la costura, volver a lo hecho a mano. Visitó el Barrio Italia, donde es común ver espacios colaborativos en los que varios emprendimientos se unen. “Me encantó, así que dije voy a hacer algo igual y con mi marido invertimos, con recursos propios, en repisas. Hicimos una convocatoria y llegaron ocho emprendedoras. Al mes teníamos 26”, recuerda.

De este modo, al Club de Costura le siguió la Tribu de Emprendedoras, que pronto cumplirá un año y ocho meses. Paula dice que fue algo fortuito, que no lo imaginó.  “Y ahora seguimos creciendo, estamos a punto de formar una cooperativa de mujeres y estamos muy entusiasmadas con este proyecto, porque eso significaría que estamos a punto de abrir otra tienda”.

El significado de emprender

Cuando se le pregunta qué significa para ella emprender, Paula es clara. No es algo fácil, porque hay celos y egos, “pero cuando fui consciente de lo que yo valía, de lo que era capaz, todo fluyó, y la verdad es que la gente que no puede con la colaboración se va sola y yo avanzo. Puedo ser una líder, pero aquí todas ponen su granito de arena para que esto funcione”, reconoce.

De este modo, el Club de Costura y la Tribu de Emprendedoras se han posicionado en la escena local por su participación en eventos y ferias. Sin ir más lejos, acaban de organizar la Expo Manualidades Aprende y Emprende, con más de 30 talleres para la comunidad y la exhibición de más de 60 emprendimientos locales, evento que fue visitado por cientos de personas.

Ahora bien, el sueño de Paula es continuar expandiéndose con la tienda, quizás con un espacio en el casco histórico, en un lugar pensado para el turista. “Somos una ciudad muy turística, entonces hay que estar preparado para eso”.

Además del club y la tribu, Paula es la representante en Arica de dos reconocidas marcas de máquinas de coser, por lo que los talleres también los imparte a quienes adquieren el producto. “Mi mamá cosió toda la vida y yo odiaba que mi mamá cosiera, porque no tenía tiempo. Hasta que me tocó salir al mundo laboral y me prepararon durante un mes para esto que soy ahora, una experta en máquinas de coser. Invito a las mujeres que están en su casa, como en esa etapa del nido vacío, a que se decidan a emprender, a hacer lo que les gusta, porque no hay nada mejor que trabajar en lo que a uno le gusta, por eso creo que fluye con tanto cariño todo lo que hacemos de manera colaborativa y también lo que hago con mis alumnas en el taller”, finalizó.

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