Este mes en que celebramos a los trabajadores, me parece pertinente hablar de una grave situación de discriminación que afecta a personas mayores de nuestro país.
La ley 20.935 establece que el sueldo mínimo para las personas mayores de 65 años es de $192.230, es decir, un 25% más bajo que el sueldo mínimo del resto de trabajadores mayores de 18 años (actualmente de $257.500). Esta realidad no sólo afecta económicamente a las personas mayores, sino que además fomenta una imagen negativa del envejecimiento y de la vejez pues entrega la errada y grave señal de que “su trabajo vale menos”.
Chile no puede permitirse esta grave discriminación, menos ahora que hemos ratificado la Convención Interamericana de Protección de Derechos Humanos de las Personas Mayores, que señala expresamente que el empleo o la ocupación de las personas mayores debe contar con las mismas garantías, beneficios, derechos laborales y sindicales, y ser remunerado por el mismo salario aplicable a todos los trabajadores frente a iguales tareas y responsabilidades.
Es tiempo determinar con esta situación. No ponerlo en la agenda es un error garrafal, que más temprano que tarde nos afectará social y económicamente. Es tarea de todos trabajar en la promoción de una imagen positiva del envejecimiento y la vejez, enfatizando el potencial y ventajas comparativas como la experiencia de las personas mayores en materia laboral, derribando mitos y prejuicios en torno a este segmento etario. Como sociedad debemos abrir espacios para que aquellos adultos mayores que quieran seguir activos después de los 60 años, puedan hacerlo en igualdad de condiciones, en actividades dignas y con salarios adecuados.
Consuelo Moreno
Directora Área Incidencia
Fundación Oportunidad Mayor